Saturday 17 September 2011

Una respuesta a Enrique Vila-Matas en referencia a su artículo de hoy en El País.

En su artículo de hoy en El País, 'Algo por lo que recordarme (Saul Bellow),' Enrique Vila-Matas contrapone realidad y ficción. Los declara incompatibles. Se apoya en las declaraciones de John Banville: 'La ficción, al menos la mía, repudia las ideas tomadas directamente del mundo.' Vila-Matas afirma subscribir con entusiasmo la noción de que el arte no es vida. La realidad la califica como 'el gran teatro de Oklahoma.' Con es to se refiere, en mi opinión, no a la realidad pura, sólo a las transposiciones de la misma realizadas por el universo mediático. Vila-Matas confunde la realidad periodística con la vida.

La vida auténtica sin duda es mucho más que 'el gran teatro de Oklahoma.' Al menos para todos aquellos que deseamos inspeccionarla con curiosidad transcendente.

No he leído la entrevista de John Banville con Mauricio Montiel a la que alude Vila-Matas. Pero opino que, por supuesto, realidad y ficción sí pueden entremezclarse. No en vano declaró Shakespeare que la vida es 'el gran teatro del mundo,' o Calderón que la vida es una ensoñación tan ficticia como las más imaginarias ficciones.

Qué es la realidad? Somos capaces de llegar a conocerla? Por qué a veces se nos pasan por alto sus aspectos míticos, extraordinarios?

Siempre ha sido mi creencia que la literatura no se contrapone a la vida. Nos ayuda a comprender el mundo mejor, especialmente sus aspectos más ocultos. La realidad es lo que se ve y lo que no se ve, lo que se palpa y lo que sólo se intuye.

El 'gran teatro de Oklahoma' es sólo una pseudo-realidad que puede o no interesarnos. Puede o no interconectarse con los diversos mundos en que vivimos.

Lo interesante sería que las realidades literarias fueran conquistando esos espacios con transfondos cataclísmicos del circo mediático. Por eso la 'destacada dama de las letras inglesas' hacía bien en enfadarse por no encontrar una reseña de su novela en el periódico. No hay espacio para mi novela en el mundo? Debería haberlo. Los escritores pueden y deben transformar las representaciones de la realidad precisamente porque su perspectiva es sagrada, que es el concepto que Vila-Matas deduce de un relato de Saul Bellow. La literatura sacraliza nuestro devenir cotidiano, y por eso es tan importante que realidad y ficción sigan comunicándose, mezclándose, alimentándose mutualmente.

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