Sunday 3 June 2012

seguir o fío ou non


Manuel Rivas es parte del paisaje cultural más familiar e inmediato para todos aquellos gallegos y gallegas interesados en la literatura. Me acerqué a su escritura primero en los noventa, cuando era estudiante. Primero me fascinó O bonsai atlántico, ese tratado de materia galleguidad. Luego la poesía, cuando ya era universitaria. En mis tiempos a caballo entre Inglaterra y Galicia leí O lapis do carpinteiro y A man dos paíños, que me devolvieron a su territorio familiar al tiempo que impulsaron ciertos interrogantes. He leído bastante de lo que ha escrito, no todo. Este volumen recopilatorio de cuentos me ha desvelado algunas de las incógnitas que yo tenía respecto a su personalidad literaria.

Antes de empezar a comentar el volumen he de decir que una cosa que echo en falta en muchas ediciones de Galaxia son los Prefacios, las Introducciones. Es éste casi un género en sí mismo. Ayudan a situar al libro en su contexto social y cultural. Hay sobrada cantidad de personalidades que podrían prestarse a escribir estos Prefacios. Es una pena que los libros vengan desnudos sin más. Sin el referente cultural, histórico, interpretativo de un Prefacio siempre siento que al libro le falta algo. Por eso me gustan tanto Cátedra y Penguin y Oxford World's Classics.

Creo firmemente que el relato corto y la poesía son los géneros en los que Manuel Rivas ha destacado más, y por eso ete volumen es importante. Una de las preguntas que más me hago últimamente es si hay algo en la cultura gallega, en el imaginario colectivo gallego, que haga a la literatura de esta comunidad particularmente reacia a la novela. Los grandes autores del Rexurdimento fueron poetas. El gran novelista gallego que ha desmentido esta interpretación ha sido Ramón Otero Pedrayo. Os camiños da vida es pura y formalmente una novela, la mejor que le leído en gallego. Pero, ¿quizás sea Pedrayo la gran excepción que confirma la regla? Tantos otros prosistas gallegos se decantaron por el relato. Tantas otras novelas son en realidad compendios de historias, a la manera de Alvaro Cunqueiro y sus Crónicas. Pues bien, Manuel Rivas escribe de esta manera, más como Cunqueiro, y yo, apreciando a Cunqueiro tal y como lo hago, preferiría que alguna vez escribiese un poco más como Pedrayo. Porque yo, como ha de saberse, soy muy novelera.

Seguir o fío.

He leído recientemente que algunas de las destacadas novelas de William Faulkner surgieron de relatos. Simplemente imágenes precisas que se fijaban en su mente y le sugerían la necesidad de 'explicarlas.' Por ejemplo, Light in August surgió de la imagen de una mujer preñada, Lena Grove, caminando descalza por una carretera buscando al padre de su hijo. Tal era la base narrativa en la historia. Pero Faulkner quiso seguir el hilo de la historia. Necesitaba explicarse cada detalle. ¿Cómo llegó allí esa mujer? ¿Qué le pasó después? Se sigue el hilo y el relato se deviene en novela. Algunos relatos tienen lo necesario para convertirse en novelas. Otros no.

Hay en esta colección algunas historias de éstas últimas, con imágenes que se quedan en la retina, como la de Lena Grove y que a uno le habría gustado se hubiesen desarrollado más profundamente. Un ejemplo es 'A mirona,' un relato de As chamadas perdidas que se puede leer en clave de corto cinematográfico por la belleza plástica de sus imágenes. Una villa campesina a orillas del mar, al pie de un valle fértil. Cada cierto tiempo el mar trae inesperados presentes: mandarinas, una gran ballena muerta, un cargamento de televisores. La 'mirona' hace estos descubrimientos en la playa, también el descubrimiento del amor ajeno aunque ella es 'la prisionera de la tierra, contemplando la playa entre las rejas verdes del maíz.' Pues bien, alrededor de esta historia surgen preguntas. ¿Por qué aparecen cosas vomitadas del mar? ¿Tiene este fenómeno algo que ver con la niña? El espectáculo del mar... ¿ha determinado su vocación 'voyeuse'? ¿Cómo fue realmente la relación con su marido cuando se casó? Y, sobre todo...¿por qué su nieta y ella son tan diferentes?

Tras estas preguntas en apariencia triviales podría ocultarse una novela gallega del siglo veintiuno. Hay suficientes elementos: el mar, el valle, los cultivos, la reja de maíz, la pasividad vital, el voyerismo, el cambio generacional en Galicia. De este tipo son algunas de las otras historias. Por ejemplo, 'O meigallo de Malmaison' también me parece bastante destacada, o 'A noite en que fun ás mozas.' Y, especialmente, 'A chegada da sabedoría co tempo,' quizás el mejor relato del libro.

Seguir o fío.

Sin embargo entre todas estas historias la que ha adquirido más relevancia ha sido 'A lingua das bolboretas,'hasta el punto de convertirse en un largometraje, y en mi opinión es de las historias menos interesantes. Adolece de los peores vicios de Manuel Rivas: el sentimentalismo y la sátira. Pero claro, se sabe que el tema de la guerra civil tiene mucho tirón en la industria cultural. ¿Por qué preocuparnos por las motivaciones psicológicas de una niña campesina que va a espiar a parejas que hacen el amor entre las dunas de la playa, cuando podemos reincidir en contarnos los unos a otros pormenores imaginados del redicho conflicto fratricida? La política a veces puede ser el gran motor de la literatura, pero bastantes otras veces la destraga.

Más o menos ahí han quedado expresados algunos de mis sentimientos sobre O lapis do carpinteiro y su película, A man dos paíños y Os libros arden mal.

Mientras, seguiré esperando a que Manuel Rivas escriba esa novela, en el estilo más de Otero Pedrayo que de Cunqueiro, sobre la niña gallega 'voyeuse' que contempla un mar de naranjas desde el enrejado de los maizales.

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