Saturday 23 June 2012

el poeta de Abril



Antonio Muñoz Molina ha escrito últimamente iluminadores artículos sobre pintura. Recientemente disfruté con su comentario sobre el retrato de Adele Bloch-Bauer de Klimt. Pero su análisis publicado hoy en ‘Babelia’ comparando la pintura de Edward Hopper y la poesía de William Carlos Wiliams me ha parecido especialmente acertado y revelador.

Los cuadros de Hopper siempre que los había observado me devolvían una desasosegante sensación de vacío, y lo mismo me ocurrió con la escritura de William Carlos Williams cuando quise acercarme a ella. Hace tiempo compré un volumen con una selección de sus poemas, y diversas ficciones y prosas, pero cuando intentaba adentrarme a él me embargaba una sensación de frialdad parecida a la que me transmitían las pinturas de Hopper. Las ‘Dos miradas americanas’ de Muñoz Molina me han proporcionado una clave para por fin entenderlos a los dos, y tras leer el artículo he tomado mi abandonado volumen de Carlos Williams y me he detenido en algunos poemas y de repente ya no me eran ajenos e inexplicables: ‘Ahora sí!’

Me encanta el arte comparado.

Sí, realmente Edward Hopper y William Carlos Williams nos cuentan la misma historia. Son dos realidades artísticas que vienen de un mismo lugar y persiguen un mismo objetivo. En realidad son dos artistas, uno pintor y otro escritor, y una única misma mirada americana.

Los poemas de William Carlos Williams, tan cortos y fragmentarios, muy frecuentemente consisten en visuales retratos, por lo que no resulta difícil imaginarlos como un cuadro o una serie de imágenes detenidas. En mi relectura esta mañana he prestado atención especialmente a los poemas en Spring and All. Yo no diría que estos poemas están tan alejados o contrapuestos a los de T. S. Eliot o Ezra Pound. Es cierto que Carlos Wiliams rechazó la ‘opacidad’ de estos dos maestros para favorecer las líneas simples y desnudas que en su certera opinión corresponden más fielmente al espíritu americano, pero la sensación del ‘vacío moderno’ de T. S. Eliot, el rechazo del imperativo natural, están ahí.

El comienzo mítico de The Waste Land de T. S. Eliot:

April is the cruellest month, breeding
Lilacs out of the dead land, mixing
Memory and desire, stirring
Dull roots with spring rain.


¿No se parece a William Carlos Williams? Yo creo que sí. De hecho en gran parte la totalidad de su poesía parece un comentario de estos cuatro versos de T. S. Eliot, especialmente del único primero verso de The Waste Land: April is the cruellest month. Abril, el comienzo de la primavera, es el tiempo en el que la dislocación entre la naturaleza y el hombre ataca la sensibilidad fría y hastiada del hombre sensitivo moderno.

De hecho ahí están el libro Spring and All e incluso, una referencia tremendamente clara a Eliot, su poema ‘April is the Saddest Month,’ para testificar de esta influencia. En Spring and All William Carlos Williams nos revela que pretende que sus poemas sean retratos de ‘un nuevo mundo.’ Un nuevo mundo ‘sin vida’ tal cual aparece representado en los cuadros de Edward Hopper.

Lifeless in appearance, sluggish
Dazed spring approaches –


En ‘The Rose’ William Carlos Williams declara que la belleza está obsoleta en este nuevo mundo. Las rosas son ahora ‘rosas de cobre,’ ‘rosas de acero’ y pueden hendir con una imaginaria línea de acero que surge del pétalo, el corazón de la Vía Láctea. El amor está terminado.

El hombre y la mujer puramente americanos, descendidos de las montañas de Kentucky, cuyas imaginaciones carecen de tradiciones campesinas, se encuentran como ‘prisioneros degradados’ de una realidad desconfortante que les obliga a expresar la verdad sobre ellos mismos desde ‘cerebros rotos.’

Así son los cuadros de Hopper.

La naturaleza es fría. A veces se funde con el deseo. Los árboles, ‘completamente abandonados,’ son objeto de burla y escarnio. Son incapaces de libertad, ‘fantasmas desprovistos de su fuerza,’ ‘el deseo muerto en su corazón.’ En ‘The Sea-Elephant’ el poeta expresa estar ‘harto de la pequeñez de Abril.’

Finalemente, en ‘The Botticellian Trees’ encontramos el único lugar en el que puede germinar la primavera con una sonrisa: dentro de la controlada ‘naturaleza fría’ del arte.

Ah! Ahora…

Love’s ascendancy
In summer –

In summer the song
Sings itself

Above the muffled words


... pero sólo dentro ‘del cuadro.’

Esta desnudez de la experiencia del vacío del pintor y del poeta frente a la cruel belleza y plenitud de la primavera, del verano, surge de hecho en Europa, en los modernos, en pintores como Matisse, a quien William Carlos Williams dedica un ensayo. Y T. S. Eliot y Ezra Pound toman esta influencia europea, el modernismo, y se instalan en ella cómodamente, mientras que Hopper y William Carlos Williams toman esta influencia europea y la trasladan a América porque de hecho creen que éste es el país en el que la modernidad adquiere su sentido pleno. E intentan que su arte sea puramente americano, pero, al ser moderno, paradójicamente, no puede dejar de ser también europeo.

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