Friday 2 December 2011

un narrador maestro y su épica del rock and roll



Me hice con esta novela en un puesto de libros de segunda mano en la ciudad de Cambridge en junio de 2001. Había sido publicada dos años antes, al final de la década de los 90, en 1999. En muchos sentidos es ciertamente una novela de la culminación de los 90. El World Trade Center es mencionado en un par de ocasiones, sigue estando ahí, y la América que se nos describe es una América que aún se puede relatar en tintes épicos. Es todavía una tierra de oportunidad y promisión. Es el lugar en el que los soñadores y artistas del mundo van a hacerse grandes y libres.

Ciertamente, hay pues en la novela una narrativa de lo americano que ya parece ampliamente desfasada tras los tumultos de estos últimos diez años de crisis económica, guerras y terrorismo. En lugar de alinearse dócilmente en las tiendas de discos para devorar y construir sus mitos, los jóvenes americanos están protestando por su propia marginalidad en ‘el Sueño.’ Ya no son los fans embelesados que idealizan a las estrellas del rock y enloquecen por ellos. Ahora son conscientes de que forman parte de un 99% precario y de que pueden unirse, ‘ocupar,’ y reclamar su inclusión en la épica americana, si es que ésta aún existe.

Así pues, The Ground Beneath Her Feet es la historia de amor y éxito de dos estrellas del rock de origen indio, que desarrollan una carrera fulgurante en Estados Unidos. El narrador es una observadora tercera persona, un fotógrafo también indio que se llama Ameed Merchant, o ‘Rai.’ Rai es testigo de excepción de la historia de Vina Apsara y Ormus Cama, desde que en una playa de Bombay un día conoce a una adolescente Vina que acaba de llegar de América y por la que se siente inmediatamente fascinado. En Bombay, ‘Wombay’ para Rai debido a que sus padres están obsesionados con el desarrollo urbanístico de la ciudad, Ormus y Vina se conocen en una tienda de discos y ahí comienza su historia de amor, que les trasladará a través de continentes e increíbles peripecias personales, algunas sitas en este mundo, otras ‘entre-mundos,’ hasta la final consumación de su amor más allá de las fronteras del mundo conocible.

Porque Ormus fue consciente durante toda su vida de la coexistencia de dos mundos dentro de su misma realidad: el mundo que todos comparten y el otro mundo, el habitado por su hermano gemelo muerto Gayomart, el cual le inició en la música al susurrarle en su cabeza las canciones que pertenecerían al futuro. Esto es, el rock’n’roll.

Cuando Ormus viaja de India a Inglaterra en un avión para iniciar su carrera por sí mismo, es consciente de que el espacio que separa al Este del Oeste es como la fina membrana que separa este mundo del ‘otro-mundo,’ el que su hermano Gayo le revela en sueños. Al aterrizar en Inglaterra se da cuenta perfectamente de que el suelo no es enteramente sólido bajo sus pies. El índice de fiabilidad de este mundo es tan bajo como el del otro. Quizás de ahí vendrá su interés en componer canciones sobre terremotos, como 'Shakerquaker.' Temas extrañamente proféticos que se volverán contra él cuando en los ochenta una epidemia seísmica en todo el mundo acabe culminando en el gran terremoto mejicano del 14 de febrero de 1989 en el que Vina perdería la vida.

¿Podrá el amor de Ormus y Vina superar las vicisitudes de la contraposición de esta multiplicidad de mundos violentamente confrontados? Porque no se trata tan sólo de este mundo de Ormus y del otro mundo de Gayo, del mundo de los muertos. En varios momentos de la narración Rai nos alerta sobre la probabilidad de la existencia de una multiplicidad de realidades. Quizás, cada vez que se abre una oportunidad de tomar una elección frente a nosotros, esto es, un borgiano ‘camino bifurcado,’ lo que realmente ocurre es que mundos paralelos surgen en universos alternativos en los que ‘copias’ de nosotros mismos se dirigen por el camino que nosotros no tomamos. ¿Puede esto ser real? Y si lo es, ¿cuál de estos mundos y de estas versiones de nosotros mismos sería la verdadera?

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